viernes, 12 de octubre de 2007

Buscá a Susana y poné a Tandil en la Legislatura provincial

Susana Jaunarena, la única tandilense que integra las listas para diputados por la sección electoral. Estaría bueno que alguien de Tandil nos represente. Cuando vayas a votar, buscá a Susana y poné a Tandil en la Legislatura provincial

lunes, 8 de octubre de 2007

Cumbre de Unión-Pro en Mar del Plata


Luego de la fuerte convocatoria que generó la cumbre de UNION–PRO en Mar del Plata el jueves último, a la que asistieron Mauricio Macri, Francisco De Narváez, Jorge Macri y Susana Jaunarena, quedó sellado ante una masiva conferencia de prensa el tema que no debe dar respiro, ni descanso: es la inseguridad en la provincia
Susana Jaunarena, referente de la quinta sección, continúa afianzando el vínculo macrista; y sumó a la cumbre los candidatos locales y seccionales, entre ellos, Osvaldo Terni y Rodrigo López Santoro.

La candidata a diputada se reunirá hoy en horas de la tarde junto a su encargado de prensa y el equipo técnico asesor en el bunker macrista de la Capital Federal.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Unión Pro presentó sus candidatos a Intendente, concejales y consejeros escolares


"Venimos a construir desde Tandil un cambio que inició Mauricio en Capital Federal"


Aunque la nómina ya había sido anunciada durante la inauguración del local partidario de Belgrano y Chacabuco, el sábado, en el mismo lugar, se oficializó la lista encabezada por el martillero Osvaldo Terni. La lista local de la alianza electoral entre Francisco De Narváez y los primos Mauricio y Jorge Macri está integrada exclusivamente por referentes del macrismo.

Además de Terni, entre los candidatos a concejales se destacan Rodrigo López Santoro, Rubén Arbeo, Stella Vitoria, Hugo Rodríguez, Ariel Pichiardo y Graciela Villanova. Pro cuenta con equipos de trabajo, coordinados por Cristian Salvi y con el apoyo de la Fundación Creer y Crecer (http://www.creerycrecer.org/), que está diseñando una cincuentena de propuestas para mejorar la Ciudad a la vez de profundizar aquellos puntos en los que ha acertado la gestión actual.

Terni aseguró que “venimos a construir y consolidar desde Tandil un cambio que se inició en Capital federal con Mauricio Macri”.


Fuente: El Eco de Tandil

lunes, 10 de septiembre de 2007

Tandil sí está presente en las listas del Pro

Unión+Pro es el único espacio que lleva a candidatos de nuestra ciudad en la lista la legisladores provinciales, y en un lugar preferente por cierto. Además de Susana Jaunarena que es la segunda candidata para la Cámara baja provincial por la quinta sección, otro tandilense como es Jorge Macri encabeza la lista a diputados nacionales. Ellos serán los dos únicos legisladores de Tandil.

Estaría bueno que acompañemos a estos dos tandilenses para que la ciudad tenga una genuina voz en los dos parlamentos.

domingo, 2 de septiembre de 2007

El desarrollo para todos es posible

En una CiudadPro todos son parte

Acertadamente se habla de Tandil como una de las ciudades que más creció en el último tiempo a nivel nacional. Bien, esto es así, pero con ello no sólo creció la inseguridad (mostrando una proporcionalidad que no debe ser necesaria, y esto puede compararse con Rafaela por ejemplo), sino un elemento nuclear para valorar el desarrollo: Tandil tiene enormes desigualdades.

Esto hace que junto al crecimiento la ciudad se vaya escindiendo en dos, aquella que es parte del “lugar soñado” –como dice el eslogan oficial- y aquella que lo mira de lejos.
Por eso no es balde preguntarse si entre el crecimiento de la desigualdad y de la inseguridad no hay una relación más o menos directa.

Edificar una CiudadPro incluye el desafío de hacer una comunidad integrada, donde todos son parte del crecimiento, donde todos viven en una ciudad en la que sus bienes son disfrutado por todos, donde no haya una ciudad para el turista y los pudientes y otra marginal que es mera espectadora, para quienes ciertamente el lugar soñado es puro sueño.

Te invitamos a conocer nuestras propuestas acercándote a nuestro local en Belgrano y Chacabuco.






sábado, 1 de septiembre de 2007

Va a estar bueno tener seguridad

Tandil CiudadPro es una ciudad segura

Tandil merece volver a tener seguridad, los tandilenses merecen poder volver a transitar las calles sin el temor a ser asaltados. Que una ciudad crezca no implica que deba también crecer en lo malo.

Nosotros contamos un con un ambicioso plan de seguridad que es parte de las 75 PROPUESTAS para Tandil, y, entre otras decisiones, procura generar una conciencia ciudadana que, involucrando a la comunidad, se cree un verdadero enjambrazón de control social del delito. El delito se ataca en el lugar donde se genera, se deben atacar las causas, y los funcionarios no pueden hacerse los distraídos; si todos sabemos quien vende droga, quien vive del delito, quien es honesto y quien delinque en nuestros barrios, la Policía y el Municipio no pueden desconocerlo para nada hacer. Nosotros tenemos la decisión de atacar al delito, nuestro compromiso es con los ciudadanos de bien.

Para saber más de nuestras propuestas te invitamos a nuestro local en Belgrano y Chacabuco.

lunes, 27 de agosto de 2007

Inauguración del espacio pro


Alguien como vos quiere representarte

El pasado domingo, con la presencia del diputado Jorge Macri y de otros referentes provinciales del Pro, inauguramos nuestra sede en Tandil y presentamos a nuestros candidatos.

La mayor de las novedades fue que por primera vez en décadas una tandilense encabezará la lista de diputados provinciales por la quinta sección electoral: Susana Jaunarena, la líder de nuestro espacio, alguien que bien sabe de nuestra realidad, alzará la voz de Tandil en la Cámara baja bonaerense.


A su vez, junto a Osvaldo Terni –que es el candidato a intendente-, se presentó la lista a concejales, conformada por nuestros mejores cuadros, como Rodrigo López Santoro, Rubén Arbeo, Stella Vitoria, Hugo Rodríguez, Clara Jensen, y muchos otros talentos que decidieron dedicarse a trabajar por sus conciudadanos, mostrando una verdadera vocación en la cosa pública.






viernes, 17 de agosto de 2007

Carta abierta a mis adversarios del PRO


Por FERNANDO IGLESIAS
Perfil, 25.06.07

Les causará sorpresa saber que los he votado ayer siguiendo las indicaciones de nuestro presidente. Llamó Kirchner a votar contra los que querían poner el Presupuesto de Buenos Aires en manos de la familia Macri y yo me acordé del Ferrocarril Belgrano Cargas, entregado sin licitación a Franco Macri por el Gobierno nacional, y voté PRO. Dijo Kirchner que había que votar contra los noventa y yo tomé las dos boletas, taché a los candidatos que habían sido funcionarios públicos en los noventa, hice la cuenta, y voté PRO. Sostuvo nuestro inefable líder que había que evitar que la derecha ganara la Ciudad, y yo me acordé del eslogan fundacional de la izquierda, “Libertad, igualdad, fraternidad”, y me pregunté quién era una amenaza a las libertades y a las instituciones que las garantizan, quién había dividido al país en dos bandos antifraternos y quién festejaba hoy como un triunfo el haber vuelto a los índices de desigualdad de 1997. Y voté PRO.
Insisto. Voté al PRO y no al macrismo. En primer lugar, porque este país dejará de ser este país del que hablamos con desprecio sólo cuando sus instituciones superen sus personalismos. No hay gonzalismo en España, ni lulismo en Brasil, ni laguismo en Chile. Pero hay alfonsinismo, menemismo, duhaldismo y kirchnerismo en Argentina, y así nos va. En segundo lugar, porque para alguien de izquierda toda candidatura empresarial es sospechosa. La democracia existe, en gran parte, para compensar la acumulación de poder en manos de las minorías ricas poniendo un voto por persona en manos de las mayorías pobres. Aunque legal, toda candidatura empresarial supone una violación a reglas no escritas pero legítimas.
Dicho esto, las candidaturas de la derecha no son de mi incumbencia, aunque no puedo dejar de señalarles que la propia campaña ha demostrado que en el PRO existían candidatos potencialmente ganadores de un nivel político superior al de Mauricio Macri. Voté al PRO, decía, con la esperanza de que por fin aparezca un partido democrático de centroderecha, racional, moderno y republicano, orientado al mundo y al futuro y no a la infinita discusión del país y su pasado. Voté al PRO esperando que el arco político argentino deje definitivamente atrás las dos polaridades (dictadura-democracia, radicalismo-peronismo) que han caracterizado la Argentina fracasada del siglo XX.
Voté al PRO esperanzado en que surja una nueva polaridad, derecha-izquierda, unánimemente racional y republicana, como la que rige –con sus características nacionales peculiares, cómo no– en los treinta países en los que hasta los ciudadanos más pobres tienen garantizadas sus necesidades básicas y el derecho a la libertad, la salud y la educación; países en los que frecuentemente han gobernado candidatos de derecha pero nunca un mamarracho como el kirchnerismo de hoy. Voté al PRO porque creo que ustedes, los del PRO, son mis adversarios y no mis enemigos, ya que no considero enemigos sino a quienes mienten y roban sistemáticamente mientras destruyen las instituciones democrático-republicanas sin las que no existe libertad, ni igualdad, ni fraternidad.
En un país que soñaba con una nueva política y está viendo una nueva puesta en escena de lo peor de la vieja, que esperaba transformarse en un país en serio y se ve reducido a presenciar los episodios del absurdo grand guignol presidencial, un país al que le fuera prometida la redistribución de los panes y los peces y comprueba hoy que la fiesta para pocos no se terminó, se han cargado ustedes de una grave responsabilidad. Se han cargado de responsabilidad porque el populismo kirchnerista ha nacido, como todos los populismos, de la debacle causada por el elitismo que lo precedió. Yrigoyen surgió de la crisis de la república liberal; Perón, del agotamiento del orden conservador; Kirchner, del desbarrancamiento del menemismo y su pálido remedo aliancista; todos ellos, de los votos de una mayoría de ciudadanos defraudados por “republicanismos” excluyentes y ajenos a la cuestión social. Si mañana en Buenos Aires se hacen ciertas las amenazas con las que el Presidente ha torturado a los electores porteños, si la Capital sigue siendo la ciudad de los negocios menemistas, si los problemas que dejó intactos el falso progresismo ibarrista no son resueltos y si la escandalosa brecha entre sus ricos y pobres no es drásticamente acortada con salud y educación públicas de calidad, un nuevo y peor populismo nos aguarda a la vuelta de la esquina.
Pero si el triunfo de ayer del PRO en Buenos Aires y la pelea del ARI en Tierra del Fuego (y –ojalá– la victoria futura del socialismo en Santa Fe) dan lugar a una nueva política y a un proyecto de país en serio como los que Kirchner prometió y no cumplió, acaso la Argentina ombliguista, patriotera y fracasada del siglo XX dé lugar a un país avanzado inteligentemente integrado al mundo y que mira al futuro con esperanza y pasión. Y acaso se acabe entonces, definitivamente, la hegemonía de los dos grandes partidos que la han gobernado desde 1983 en acuerdo con un iceberg corporativo del que ellos son sólo la parte visible, cumpliendo la difícil hazaña de que sea hoy aún más pobre y socialmente injusta que la que la dictadura nos dejó.
No he votado a Alfonsín, ni a Menem, ni a De la Rúa, ni a Kirchner, ni a ningún candidato local ganador que recuerde. Muy a mi pesar, como hombre de izquierda, Macri es el primer candidato al que voto en mi vida que gana. Me consuela pensar que la distancia que lo separa de Videla es mucho más amplia que la que divide hoy a nuestro presidente de la “juventud maravillosa” de aquellos años sangrientos. Espero que todos ustedes, mis adversarios del PRO, me den la oportunidad de haber tenido razón.
* Periodista y escritor. Su último libro es Kirchner y yo – por qué no soy kirchnerista.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Centroizquierda e ineficiencia


Por PACHO O'DONNELL
Perfil - 08.07-07



El triunfo de Mauricio Macri se basó en una demanda colectiva de orden y eficiencia por parte de una población capitalina harta de la acorralante inseguridad, de la irritativa suciedad, del desbordado caos vehicular, del pésimo funcionamiento de los servicios públicos, de la absoluta impunidad para cortar calles, de la incontenida decadencia de las prestaciones educativas y sanitarias. Males ante los que los sucesivos gobiernos de centroizquierda que gobiernan Buenos Aires desde hace casi una década se han evidenciado impotentes.

Surge entonces una pregunta crucial: ¿es la centroizquierda inevitablemente ineficaz?

Esa sombra parece estar expandiéndose sobre los partidos de ese signo a nivel mundial. La centroizquierda acaba de perder elecciones en Bélgica, en España, en Suecia. En Francia el candidato vencedor, el centroderechista Sarkozy, expuso en su discurso de asunción algunos conceptos que resuenan más allá del país galo; nos guste o no nos guste, también en nuestra Argentina: “Hemos derrotado la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. El pensamiento único es el del que lo sabe todo, y que condena la política mientras la practica. No vamos a permitir mercantilizar el mundo en el que no quede lugar para la cultura: desde 1968 no se podía hablar de moral. Nos habían impuesto el relativismo. La idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes. Nos hicieron creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta, que las buenas maneras habían terminado. Que no había nada sagrado, nada admirable (…) Quisieron terminar con la escuela de excelencia y del civismo. Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita que permitía indemnizaciones millonarias a los grandes directivos y el triunfo del depredador sobre el emprendedor. Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral. Voy a rehabilitar el trabajo. Dejaron sin poder a las fuerzas del orden y crearon una frase: ‘Se ha abierto una brecha entre la juventud y la policía’. Los vándalos son buenos y la policía es mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente, inocente. Defienden los servicios públicos, pero jamás usan un transporte colectivo. Aman tanto la escuela pública, pero sus hijos estudian en colegios privados. Dicen adorar la periferia y jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún okupa, pero no aceptan que se instalen en su casa. Esa izquierda que desde Mayo del ’68 ha renunciado al mérito y al esfuerzo, que atiza el odio a la familia, a la sociedad y a la República. Esto no puede ser perpetuado en un país como Francia y por eso estoy aquí. No podemos inventar impuestos para estimular al que cobra del Estado sin trabajar. Quiero crear una ciudadanía de deberes”.

La centroizquierda argentina enarbola atractivos valores de solidaridad, de sensibilidad social, de no discriminación que, en la práctica, se ven oscurecidos por su horror a imponer orden, haciendo de autoridad y autoritarismo equívocos sinónimos. De allí que asiste paralizada a los cortes de calles y rutas por motivos fútiles que han sustituido a los que en un principio significaron una acción creativa y eficaz de muchos desplazados que reclamaban un lugar en la sociedad. Pero en los días que corren, con la anuencia gubernamental, asistimos a la angustiante coagulación del tránsito originada, por ejemplo, en que las estufas de algún colegio no funcionan adecuadamente. Ello es, protegido por un equívoco concepto de libertad, una acción autoritaria intolerable. ¿No ha llegado también el momento de legitimar a los cartoneros como una actividad organizada con sus centros de acumulación y de recogida, con sus premios por limpieza pero también con penalidades por una desprolija suciedad que parecería simbolizar un castigo que injustamente recae sobre toda la sociedad, diluyendo una culpa que tiene responsables identificables ? Otra de las razones del fracaso de la centroizquierda vernácula cuando debe gestionar administraciones nacionales, provinciales o municipales es la dificultad de tomar medidas impuestas por la lógica del gobernar pero que pudieran aparecer como lesivas para los trabajadores. Una consecuencia de ello es la creación de absurdos organismos fantasmas sostenidos con nuestros impuestos, como es el caso, entre otros muchos, de Lafsa, una empresa aérea sin aviones pero con muchos jefes y empleados, con la que se “resolvió”el problema de la crisis de las líneas aéreas privadas. Ello parecería dar la razón al ex presidente uruguayo Julio M. Sanguinetti, quien pregona que hoy es el centro (como pudorosamente se autodenomina la centroderecha) el movimiento progresista por su apego a la eficiencia y al desarrollo, en contraste con una centroizquierda inmovilista que apela al insaciable ordeñe de un “estado benefactor” hoy inexistente e inviable.

Algo notorio en nuestros “progres” es la repetición agotadora de clichés ideologistas que hicieron crecer en la población la convicción de que en vez de ocuparse de los afligentes problemas que la acosan todos los días, aquellos parecen más ocupados en la reivindicación de la lucha armada de los setenta, en la demonización de los noventa (a pesar de que es público y notorio que, desde el presidente Kirchner para abajo, casi todos los que hoy nos gobiernan desempeñaron funciones relevantes durante esos años), en las leyes que legitiman los vínculos homosexuales, en el debate sobre el control de la natalidad o el aborto, temas que indudablemente merecen atención pero que no deberían aparecer sobreponiéndose o compitiendo con el temor al asalto o al crimen, a los insólitos tiempos de espera en los hospitales, al deterioro de los valores morales, a la decrepitud de programas e instalaciones educativas, etc. El arrogante enarbolar consignas ideologistas adquirió ribetes de ridículo durante la reciente elección capitalina cuando los rivales de Macri lo acusaban de centroderechista (sin duda lo es) como si a los electores les resultase claro diferenciarlo de los autocalificados como centroizquierdistas. Es otro caso de usurpación de título porque ni el candidato del sector ni sus valedores podrían resistir un examen de sincero progresismo. Como si las historias personales pudieran borrase por el simple expediente de enunciar convicciones contradictorias con aquellas, apostando irritantemente a la supuesta desmemoria colectiva. Las urnas demostraron la hipocresía estratégica. Esto también afecta a la capacidad ejecutiva de nuestra centroizquierda: la hipervaloración de lo proclamado como sustituto de lo realizado. Hacer es lo mismo que proponer, gobernar es lo mismo que anunciar. Ello sostenido por una infatuada convicción de ser dueños absolutos de la verdad, lo que los lleva, por ejemplo, a la infausta afirmación del candidato “progre” acerca de que quienes lo votaron fueron los ‘inteligentes’, valoración despectiva de más de la mitad del electorado, del “pueblo” al que imaginan interpretar a pesar de un divorcio que se sostiene con terquedad a lo largo de los años. Seguramente culpa del “pueblo”…

Algo que debería diferenciar a la centroizquierda es el honrado manejo de los fondos públicos, puestos al servicio de los intereses de los sectores populares. Lamentablemente, ello también quedó cuestionado por la presunción y evidencia de gravísimos casos de corrupción que no se diferencian de los de los denostados noventa. Además, los subsidios otorgados a nivel nacional con escasos o nulos controles, o los sospechables fondos fiduciarios, no favorecen la imagen de un gobierno que debería hacer de la probidad un inalienable principio republicano y progresista. Ni hablar de la bolsa de papel en el baño… Conclusión: la centroizquierda tiene consignas mucho más atractivas que la centroderecha pues, por ejemplo, le pertenecen con exclusividad las reivindicaciones por los derechos humanos, pero su ineficiencia en el gobernar y su vacuo ideologismo ha vuelto a poner en valor aquella consigna de “paz y administración” enunciada por uno de los próceres más denostados por el progresismo, Julio A. Roca. Difícil le será lograr éxitos electorales si no logra transmitir una imagen de eficaz preocupación por los problemas más acuciantes de la sociedad.